
Cover photo by 永山敏也
La fotografía es un esfuerzo por “preservar” la realidad frente a nosotros, pero cuando el objeto es algo que “eventualmente desaparecerá”, adquiere una belleza que va más allá del simple registro. Pequeños finales escondidos en la vida cotidiana, flores que se mecen con el viento, una luz fugaz... A través del lente, estos momentos adquieren un atisbo de eternidad.
En esta ocasión, profundizamos en el papel de la fotografía para “preservar lo que desaparece” y exploramos la estética y temporalidad de este acto.

Photo by aya
La fotografía como acto de recolectar fragmentos del tiempo
Un edificio que es demolido, una costumbre que se pierde, alguien que envejece... Lo que captura la fotografía no es el “ahora”, sino las imágenes de aquello que “pronto no podrá ser visto”. Por eso, nos sentimos atraídos por letreros antiguos, terrenos baldíos al atardecer, fragmentos de recuerdos desvanecidos.

Photo by ookinate23
La sensibilidad de “fotografiar porque desaparece”
Es precisamente porque no aspiramos a la eternidad que el acto de presionar el obturador se vuelve más profundo. La luz grabada en la película es, en esencia, las emociones que sentimos al contemplar lo que está destinado a desaparecer.

Photo by スサダイキ
La fotografía no solo preserva el pasado, sino que también responde a la pregunta interna de “¿por qué quise capturar esto?”.
La estética de lo efímero y la expresión fotográfica
Los conceptos de “mono no aware” y “wabi-sabi” en la cultura japonesa resuenan profundamente con el tema de esta ocasión. La caída de los pétalos de cerezo, un momento al atardecer, confeti que vuela con el viento... La mirada que encuentra belleza en lo que solo existe por un instante también vive en la expresión fotográfica contemporánea.

Photo by TEN
Lo efímero se transforma en eterno dentro del marco de la fotografía.